lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Creamos lazos de forma consciente o hemos sido creados para amar?

En "El principito" de Saint-Exupèry se ilustra esta cuestión de forma tierna y certera:

Entonces apareció el zorro: -¡Buenos días! -dijo el zorro. -¡Buenos días! -respondió cortésmente -¿Quién eres tú? -preguntó el Principito-. ¡Qué bonito eres! -Soy un zorro -dijo el zorro. -Ven a jugar conmigo -le propuso el Principito-, ¡estoy tan triste! -No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado. -¡Ah, perdón! -dijo el Principito. Pero después de una breve reflexión, añadió: -¿Qué significa “domesticar”? -¿Qué significa “domesticar”? -Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas? -No -dijo el Principito-. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”? -volvió a preguntar el Principito. -Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa “crear lazos… ” -¿Crear vínculos? -Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú para mí todavía no eres más que un niño igual a otros cien mil niños. Y no te necesito. Tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo… -Comienzo a comprender -dijo el Principito-. Y añadió el zorro: -Mi vida es monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Así es que me aburro un poco. Pero si tú me domesticas, mi vida se llenará de luz. [...]

La pregunta también podría formularse: ¿El amor nace con nosotros o es una conducta aprendida?
Yo pienso que el amor es una cualidad que nace con nosotros, pero son los lazos los que hacen que crezca y se fortalezca este poderoso sentimiento. Nacemos del amor y nunca dejamos de aprender a amar. Es cuando nos acercamos y conocemos a las demás personas cuando vislumbramos su alma y aun sin saberlo nosotros mismos, dejan de ser una más de entre un millón y pasan a ser únicas para nosotros. Tal vez por eso se nos hace más difícil amar a quien no conocemos o no deseamos conocer.

El Evangelio de Jesucristo da un paso más y nos exhorta a hacer extensivo nuestro amor a todos y cada uno de los humanos de esta Tierra:

 43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (MATEO 5:43-48)

El amor es el motor más potente de este mundo, por encima del dinero,el prestigio, el éxito profesional, los logros físicos e intelectuales y cualquier cosa vana de este mundo... Es la forma más elevada de inteligencia y perfección, porque nos mueve a hacer cosas que parecen imposibles... incluso a perdonar.

El ejemplo perfecto de Jesucristo es el máximo exponente de amor. Es incalculable, pero a él deberíamos aspirar cada uno de los hombres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario